Seguro que muchos de los lectores han visto en algún que otro supermercado alimentos cuyo envase lleva impreso la cara de Albert Adrià, el nombre de los hermanos Torres o el logo inconfundible de la bombonería Escribà. Detrás de estos productos hay una empresa que se dedica a la producción de los mismos. Una compañía que debe estar a la altura de las exigencias de los cocineros y, sobre todo, de los consumidores. Es el caso de Delicat Aliment.
La fábrica catalana cuenta con una trayectoría en el mercado de 20 años y se dedica exclusivamente a la elaboración de alimentos gourmet. Especializados en el sector de la panadería y pastelería con su marca Espiga Blanca, Delicat Aliment está presente en toda España con especial énfasis en Cataluña. Enrique Ruíz, product owner de la marca, cuenta a Consumidor Global los entresijos de trabajar con chefs de renombre y de qué va eso del sector gourmet, que tanta fuerza está cobrando en los supermercados.
--¿Qué és Delicat Aliment?
--Somos una empresa que servimos a la tienda tradicional de toda la vida. Nuestro producto tiene ese toque gourmet. Nuestra marca, Espiga Blanca, nace con los orígenes de la empresa.
--Para el consumidor medio, los productos gourmet son de consumo esporádico. ¿Conviene esto a las marcas?
--En nuestro caso tenemos referencias que buscan suplir ese consumo diario y otros enfocados al ámbito gourmet. La ventaja que tenemos es que nuestro catálogo es muy amplío con productos que se diferencian del típico de marca blanca.
--Este tipo de alimentos premium son más caros que el resto. ¿Cómo se justifica la diferencia de precios?
--Nosotros conocemos el producto y es lo que nos lleva a buscar la excelencia. Intentamos hacer un trabajo de investigar, probar y ver qué existe en el mercado para ofrecer un producto diferente sin que suponga una gran diferencia para el bolsillo del consumidor.
--El consumidor asocia gourmet con la calidad superior de un alimento, ¿realmente es así?
--Sobre la etiqueta premium no hay legislación. Entonces hay que ver esas fábricas y los orígenes del producto. Un claro distintivo es que suelen estar hechos por artesanos. Un alimento que viene de fábrica siempre va a ser mucho más barato porque una máquina produce a destajo. Un artesano hace las cosas muy diferentes y eso es lo que distingue al producto.
--Recientemente, habéis estado en la Feria Alimentaria. ¿Cuál es vuestra novedad este 2024?
--Presentamos la nueva marca con la que hemos empezado a trabajar, Biográ. Es una firma histórica de productos biológicos. Además, presentamos una gama de salsas que estamos trabajando con los hermanos Torres.
--¿Cuál es el nivel de exigencia cuando se trabaja con rostros tan conocidos como el de Albert Adrià o los hermanos Torres?
--Trabajamos con un nivel de exigencia elevadísimo. Ellos no quieren que haya en el mercado algo que nunca consumirían. En el caso de Albert Adrià, representamos toda su cocina y legado. Con los hermanos Torres, lo mismo. Ponemos ese estándar de calidad muy alto pero aplicándolo al mundo industrial, que no es lo mismo que una cocina.
--¿Y en el caso de la bombonería de Escribà Dreams?
--Es una bombonería muy famosa de Barcelona. Le damos ese canal que, a lo mejor, de forma convencional no podrían acceder. Estamos trasladando el concepto de la bombonería Escribà, la cocina de los hermanos Torres o Albert Adrià a la tienda diaria en la que el cliente puede ir a hacer la compra y encontrar unas galletas que serían lo más parecido a comprarlas en la bombonería Escribà.
--Tenéis una línea de productos sin gluten junto a Nouceland. ¿Se puede hacer un pan para celíacos tan esponjoso como el tradicional? Además, suele ser un producto más caro de lo habitual, ¿en vuestro caso es así?
--Cada vez aumenta más la tendencia en productos para celíacos. Yo creo que sí se puede llegar a hacer un producto igual de bueno que el pan tradicional y que, además, no tenga un precio desorbitadamente alto.
--La inflación ha azotado duramente al sector de pastelería y panadería, ¿cómo lo habéis afrontado?
--La inflación nos ha subido el precio de las materias primas pero hemos desarrollado un plan para que esa subida no golpee mucho al bolsillo del consumidor. Este no tiene la culpa de cómo es la situación actual. No tiene por qué pagar el precio de cómo está ahora el mercado.
--Hay personas que no creen en los productos gourmets, ¿merece la pena pagar por ellos?
--El precio es muy relativo. Estamos comprando un producto que no vamos a encontrar en otros sitios, que se ha desarrollado en colaboración con un chef. Lo que paga el consumidor cuando adquiere este tipo de productos es la exclusividad.
Si nos pusiéramos a comparar galletas María, por ejemplo, pues sí que podrían decir, esta es más cara, esta no lo es. Al final es el mismo proceso y los mismos ingredientes. Pero cuando nos vamos a productos que son únicos, que hay un esfuerzo y un desarrollo detrás, es complicado poner la línea sobre si es caro o no. A nivel personal, ¿considero que estos productos son caros? No, para la calidad que estamos ofreciendo. Creo que valen lo que tienen que valer.