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Adiós a la dieta mediterránea: sube el consumo de bollería industrial y se desploma el de fruta

Un informe reciente de FITstore revela que el encarecimiento de los productos saludables pasa factura

Ana Carrasco González

Un puesto con varios tipos de fruta / UNSPLASH

Los hábitos alimenticios en España están sufriendo un cambio alarmante. El consumo de frutas frescas, tradicionalmente una parte esencial de la dieta mediterránea, ha caído un 20% en la última década, mientras que la bollería industrial ha ganado terreno, representando una amenaza creciente para la salud pública.

Según un informe reciente de FITstore revela que, en los últimos cinco años, el consumo de frutas ha disminuido un 12,4%. En 2023, el consumo per cápita de frutas se redujo a 78,6 kilogramos, muy por debajo de los 102,5 kilogramos registrados en 2014, lo que convierte al pasado año en el de menor consumo de frutas en la última década. Entre las frutas más afectadas se encuentran los cítricos, las frutas de pepita y de hueso, así como los frutos rojos. Sin embargo, las frutas exóticas y los melones han mantenido un nivel de consumo más estable, aunque también sufren el impacto de los altos precios.

Auge de la bollería: la alternativa menos saludable

A pesar de esta drástica reducción en la cantidad de frutas adquiridas, el gasto en estos productos ha aumentado un 27% en la última década, debido al incremento de los precios. Por ello, las familias españolas, presionadas por la inflación en los productos frescos, se ven obligadas a recortar la compra de frutas, lo que está repercutiendo en su dieta y salud. Mientras el consumo de frutas cae, la bollería industrial ha visto un aumento del 2,79% en los últimos diez años y del 1,6% solo en el último año. Este incremento está estrechamente vinculado a los precios más competitivos de la bollería y pastelería, que han resultado ser una opción más económica para los consumidores. De hecho, los productos de bollería cuestan un 8,6% menos que otros alimentos en el mercado, lo que ha favorecido su adopción entre las familias con menos recursos.

La sección de fruta y verdura de Mercadona / MERCADONA

Los expertos advierten sobre las graves implicaciones para la salud de esta tendencia. La bollería industrial está repleta de azúcares y grasas saturadas, lo que puede contribuir al aumento de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes tipo 2. Luis Cañada, fundador de FITstore.es, señala con preocupación: “La sustitución de frutas naturales por bollería está causando estragos: sigue aumentando la obesidad, la diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas mientras los datos del sedentarismo siguen también al alza”. El impacto es especialmente preocupante entre los niños. 

Un contraste con el auge del movimiento saludable

Este retroceso en el consumo de frutas contrasta con el crecimiento de un movimiento fitness en auge, que promueve la alimentación saludable. De hecho, FITstore estima que el consumo de productos saludables está creciendo a un ritmo del 19% anual. Sin embargo, este esfuerzo por fomentar hábitos alimenticios positivos se ve contrarrestado por la realidad económica, que empuja a los consumidores hacia opciones menos saludables debido al alto precio de los productos frescos y el bajo coste de la bollería industrial.

El deterioro de la dieta mediterránea, conocida por su énfasis en frutas, verduras y alimentos frescos, es motivo de preocupación. Mientras el encarecimiento de los productos saludables sigue afectando a las familias españolas, expertos en nutrición y salud hacen un llamado urgente para revertir esta peligrosa tendencia antes de que sus efectos sobre la salud pública sean irreversibles.