"Prohibida la entrada de pájaros". Esta es una de las absurdas prohibiciones que dan la bienvenida a los clientes en la puerta de un supermercado de BonÀrea en Barcelona.
Un veto que recuerda a la icónica escena de La vida es bella en la que el padre (Roberto Benigni), tras ver que un local prohíbe la entrada a los judíos, le dice a su hijo: "A partir de mañana vamos a poner: 'Prohibida la entrada a las arañas y a los visigodos'. Me tienen frito los visigodos, se acabó". Pero hay más...
Las prohibiciones absurdas de BonÀrea
BonÀrea exhibe en el escaparate de su establecimiento hasta cinco prohibiciones, una obligatoriedad y una advertencia. Como si del control de seguridad de un aeropuerto se tratase, pero en un supermercado. Y, claro, al cliente se le quitan las ganas de entrar.
La cadena catalana, al igual que todos los comercios donde se preparen, manipulen o almacenen alimentos, tiene prohibida la entrada de animales. Hasta aquí todo normal. Pero BonÀrea incluye el dibujo de un pájaro, un perro y un gato. ¿Alguna vez habrá entrado un cliente con un pájaro al hombro? Además, otro cartel indica la prohibición de comer y beber en el establecimiento.
La obligatoriedad del cesto o el carrito
“A partir de cinco productos es obligatorio cesto o carros”, se puede leer en letras mayúsculas en la puerta de BonÀrea. “Obligar no pueden, pero es una herramienta de presión para evitar que se caigan productos, se estropeen y derive en una pérdida para la empresa”, expone el director del Máster en Comercio y Finanzas Internacionales de la Universidad de Barcelona (UB) Emili Vizuete.
En realidad, lo de la cesta y el carrito “lo hacen para mejorar la experiencia de compra y para tener más fácil la vigilancia y así evitar robos, pero impuesto como obligación es una forma de empeorarla”, apunta la profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Neus Soler.
¿Qué fue de la cordialidad?
Si en lugar de enfocarlo como una obligación lo hicieran como recomendación o petición (‘Se ruega que…’), “obtendrían el mismo resultado y además la satisfacción del cliente”, aconseja Neus Soler, quien añade: "Lo de los pájaros, desde luego, sobra. Si 'animales' ya incluye pájaros, ¿qué necesidad hay de concretarlo?".
Tanta prohibición junta refuerza la posición de poder de BonÀrea respecto al cliente, que puede sentirse subyugado, lo último que espera sentir un consumidor cuando se decanta por comprar en una cadena de supermercados en lugar de otra.