Correos colapsa en agosto con su horario reducido de verano
El servicio de la empresa postal española acumula quejas por su jornada reducida y entregas fallidas, lo que impulsa alternativas que permiten recoger paquetes en taquillas 24/7
El sol azuza desde bien temprano en este martes de agosto, y la oficina de Correos es un hervidero de quejas. A las 8:40 de la mañana, varias decenas de personas consultan nerviosas el móvil, revisan papeles o simplemente esperan con los brazos cruzados.
“Estoy aquí porque le he hecho el favor a mi madre de venir a por un paquete. El horario de verano (de 8:30 a 14:30) es imposible compaginarlo con un trabajo”, cuenta a este medio Elena G. “Lo peor es que ni siquiera intentaron entregarlo en casa. Lo mandaron directamente aquí”, apostilla.
El deterioro de Correos en verano
En el mes de agosto, el servicio postal español, uno de los más antiguos de Europa, vuelve a mostrar unos síntomas de deterioro que no son nuevos, pero que en verano se intensifican. La reducción de horarios, la falta de personal y la escasez de entregas domiciliarias reales han provocado un aluvión de alegatos.

“Si hay opción, elijo Inpost. El servicio en agosto es nefasto”, sentencia una mujer en voz alta. Frente a este panorama, muchos consumidores optan por alternativas que permiten recoger paquetes en taquillas 24 horas los 7 días de la semana. Una fórmula que gana adeptos cuando las oficinas de Correos limitan sus horarios y no pueden garantizar entregas domiciliarias.
Un colapso denunciado por CCOO
La situación no es una mera percepción de los usuarios; tiene un respaldo sindical. En Zamora, el sindicato CCOO ha denunciado el “grave deterioro del servicio público y la precariedad laboral".
La falta de contratación de refuerzos de verano ha llevado al colapso, con miles de envíos acumulados y una plantilla que trabaja bajo condiciones extremas. Las vacaciones, esenciales para el descanso de los trabajadores, se convierten en un factor de estrés que repercute directamente en la calidad del servicio que recibe el ciudadano. Es el efecto dominó de una gestión deficiente.
Entregas fallidas
Más allá de los horarios y la escasez de personal, hay otra problemática que alimenta la frustración de los consumidores: las entregas que, supuestamente, se intentaron, pero no se realizaron. “He estado toda una mañana esperando un pedido que no he recibido”, relata María del Carmen Pérez, de Torrevieja (Alicante), en la red social X.
“Ahora me dice que el pedido ha sido rehusado por el cliente y es mentira porque he estado toda la mañana en casa y no han llamado al timbre”, arguye Pérez. Esta práctica de “no entregado por el cliente”, cuando ni siquiera se ha intentado la entrega, es una afrenta directa a la confianza del usuario y una muestra más de las deficiencias del sistema.
